lunes, 14 de octubre de 2013

Paseando por Tailandia - Un reencuentro

 
Khaosan Road centro de Tailandia
       Recuerdo que visité Tailandia hará unos cuatro años. Entonces me maravilló la ciudad de Bangkok y disfruté de un trekking por Chang Mai en el norte del país además pude pasear por sus paradisíacas playas del sur. En esta segunda visita volví a pasar por lugares que ya conocía, entreteniéndome entre el recuerdo y el reencuentro de los lugares en los que ya había estado, además aproveché para descubrir lugares nuevos de singular belleza y que no conocía.

     Nada más poner los pies en Bangkok, percibo que todo ha cambiado sutilmente, me parece una ciudad más ordenada y moderna. Si soy sincero la memoria no me alcanza a recordar todos los detalles, la India y Nepal aún están muy recientes y estoy seguro que influyen en el juicio que pueda emitir de ésta o cualquier otra ciudad. Lo que sí puedo constatar es que nuevas construcciones de altos y lujosos edificios van poco a poco dibujando un nuevo perfil a la fantástica ciudad de Bangkok.

    
Gasolinera en la isla de Koh Chang (Tailandia)
     Como suele ocurrir en estos casos los azares del destino quisieron que conociera a Pablo, un chico argentino, tiene 30 años, viaja en solitario con mi mismo propósito y escribe un blog de viajes. Con tantas cosas en común no era de extrañar que enseguida conectáramos. Hicimos el trayecto hasta el centro juntos, me contó que tenía pensado ir a una isla a pasar unos días, como yo no la conocía y la compañía prometía ser agradable me sumé sin pensármelo dos veces. Después de pasar un par de días en la ciudad emprendí el viaje desde Bangkok hasta la isla de Koh Chang. El trayecto se hace en unas 5 horas de minubús después un ferry te deja en la orilla isleña en apenas 30 minutos.
Hotel chiringuito orilla de la playa Koh Chang (Tailandia)

     Anochece muy pronto, apenas son las 19:00 horas y todo está en absoluta oscuridad. El puerto donde atraca el barco sólo dispone de una pequeña farola que apenas alcanza a iluminar un menguado círculo a su alrededor, de repente una cortina de lluvia nos hace sacar los arrugados impermeables de las mochilas. La isla es bastante grande y se precisa de un vehículo para desplazarte si no quieres andar durante horas para llegar a tu destino, así que localizamos una furgo-taxi y allí subimos. No tardamos en entablar conversación con el resto de pasajeros del taxi, dos chicos franceses y una pareja de canadienses. Finalmente todos nos alojamos en el mismo hotel, un resort de cabañitas de madera a muy buen precio, unos 200 bath por persona (no llega a 5 euros la noche). Tuvimos tres días de mal tiempo, las gotas de lluvia reverdecían aún más la desbordante vegetación de la isla, una jungla tan espesa que no permite ver más horizonte que el dispuesto en su lado marítimo. Aprovecho para dar paseos cuando cesa la lluvia, localizo la playa y camino descalzo sobre la arena, luego sobre las calidas olas de la orilla. Cuando llego al hotel todo está en calma, la gran terraza salón techada con palmas da cobijo a los huéspedes mientras leen y escuchan la música chill-out que suena suave en la estancia. De repente algo perturba la calma, es una larga serpiente que atraviesa desvergonzadamente el pulido suelo de madera. Mariposas de increíbles colores revolotean entre las flores, un mono salta de rama en rama y un curioso sapo gigante curiosea con sus grandes ojos mientras se aleja dando torpes brincos. Los perros de los dueños contemplan la escena sin inmutarse. Todo parece estar en armonía en la isla de Koh-Chang.

     Al tercer día salió el sol así que aprovechamos para tener un merecido día de playa que compartimos con el resto del improvisado grupo con el que ya habíamos hecho buenas migas.

     Llegado el momento abandoné la isla y dejé atrás al grupo, quedé con Pablo en intentar hacer lo posible por volver a encontrarnos durante nuestro recorrido.

   
Templo Blanco Chang Rai (Tailandia)
 Volví a Bangkok y enseguida puse rumbo al norte de Tailandia para adentrarme en Laos, pero antes haría una parada en Chang Rai un lugar que no había tenido oportunidad de ver en mi anterior viaje. Allí aproveché para hacer una visita al templo “Wat Rong Khun” más popularmente conocido como “Templo Blanco” es una verdadera obra maestra de un artista local llamado Chanlermchai Kositpipat, muy popular en Tailandia, a la entrada del templo hay una imagen suya a tamaño natural donde la gente se fotografía a su lado. La originalidad del templo reside principalmente en su color totalmente blanco con incrustaciones de pequeños espejitos, muy alejado de los coloridos templos budistas diseminados por toda la geografía asiática.


Realizada la visita de nuevo a un autobús que me llevó hasta la localidad tailandesa de Chang Khong, la más cercana al paso fronterizo de Huay Xai de Laos, allí haría noche y tomaría fuerzas, ya que al día siguiente tendría que navegar durante horas sobre las aguas del afamado río Mekong.





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