Comienza a amanecer en Poon Hill 3210 metros |
Katmandú capital de Nepal. Comienzo mis primeros pasos por sus ajetreadas calles y tengo la sensación de no haber salido de la India, sus gentes, estilo de vida, colorido, olor y costumbres me recuerdan con gran detalle la fotografía que aún reposa en mi subconsciente.
Cuando inicié esta singular
andadura me dije a mí mismo que si lograba pasar por Nepal haría lo posible por
hacer un trekking por la
cordillera del Himalaya y ver de cerca algunas de esas colosales montañas que
tienen el descaro de asomar por encima de las nubes. Así que no tardé en
disponer lo necesario para acometer esta empresa.
En estos parajes existen multitud
de posibilidades para rutas de senderismo, yo me decidí por una que se llama
Poon Hill, sobre la que había leido y que salía desde la ciudad nepalí de
Pokhara.
Mirador Poon Hill 3210 metros |
Me levanté antes del amanecer,
llegué al lugar a las 12:30 horas, en avión la distancia que separa Katmandú de
Pokhara es de 30 minutos pero en autobús son 7 u 8 horas. Me decidí hacer la
ida en avión porque era muy económico y sobre todo porque ganaba un día,
después haría la vuelta en autobús.
Todo el papeleo lo resuelvo
rápidamente, pero me piden 4 fotos y solo llevo tres. Busco por todos sitios,
nada, un importante contratiempo que me haría perder el tiempo ganado. Hago un
último intento saco todo de mi bolsa y por arte de magia aparece una foto, buf,
alivio. Me preguntan si llevo guía, les digo que no, entonces me preguntan si
me voy a adentrar solo en las montañas, les digo que esa es mi intención y que
si pudieran darme un mapa para orientarme que me vendría muy bien. Me entregan
uno pero apenas se ve en miniatura la ruta que pretendo hacer, bueno, menos es
nada, pienso.
Salgo a la calle, un taxi ofrece
sus servicios por llevarme hasta Nayapul, 1500 rupias, 12 euros por una hora de
trayecto en montaña, no es caro, pero no puedo, tengo que ahorrar. Busqué la
estación de autobuses local, no hay manera de encontrarla, consigo que un
hombre de buena voluntad me lleve en su moto. El billete hasta el lugar
señalado me cuesta 110 rupias nepalíes 0,90 €. El bus tarda una hora y media en
llegar, el tiempo se me ajusta demasiado.
A las 15:30 horas comienzo la
ruta, sólo dispongo de 2 horas y media de luz y necesito mínimo 3 horas y media
sin contar con posibles equivocaciones. Lo último que deseo es perderme y que
anochezca. Comienzo a pensar que soy un ingenuo con un toque de suicida, creo
que esta valentía estéril me puede costar muy cara. Acuden temores y mi mente
quiere frenarme, pero ya es demasiado tarde, estoy cruzando un puente colgante
y la ilusión me empuja hacia la aventura que está justo delante de mis narices.
Dhaulagiri 8167 metros. Amaneciendo. |
Dos horas más tarde el cansancio
cae de golpe como una pesada losa, la falta de energía de un día muy largo y
sin apenas alimento termina con la adrenalina que el comienzo de la andadura
proporcionó a mi organismo. El sol despide el día y se oculta tras la
tupida vegetación, sus últimos rayos apenas llegan a alumbrar el pedregoso
camino. No dejo de pensar en mi insensatez, el sudor empapa mi camiseta y mis sufridas piernas comienzan a mostrar la flaqueza de la derrota. Pero soy conocedor de que siempre
podemos dar más, son solo frustrados intentos de descanso de mi perezoso cuerpo,
pero no es momento para descansar. Me parece ver alguien a lo lejos, acelero el
paso, es un agricultor que lleva cosecha en un cesto de mimbre sobre su
espalda, le pregunto por mi punto de destino, voy en la buena dirección. Me da
una sobredosis extra de energía. Apenas dos curvas más encuentro un minúsculo
poblado de varias casas, siento un gran alivio, me relajo. Hay dos guías uno de
ellos con dos chicas y otro con un chico irlandés, dejan su conversación y me
miran. Preguntan si voy sólo, les contesto afirmativamente y me recomiendan
pasar la noche allí que aún me quedan unos 45 minutos para llegar a mi destino.
Lo pienso un minuto, suelto la pesada mochila sin apenas impedir su precipitada
caída al suelo, me siento débil y mareado, la noche termina de caer y ya tengo
un sitio confortable donde dormir.
Annapurna 8091 metros. |
Al día siguiente todo fue mucho
más sencillo, había mucha gente haciendo trekking y existía una importante
infraestructura a lo largo de un camino de sublime belleza.
El tercer día me levanté a las 5
de la mañana, formé parte de esa larga fila de turistas que suben a ver amanecer
al punto más alto de la ruta, y que le da nombre (Poon Hill) a 3210
metros de altura. La mayoría de veces las nubes impiden que se contemple el
paisaje, y todo parecía indicar que el cielo iba a estar encapotado, pero ese
día, como si de un regalo se tratara amaneció despejado. Los primeros rayos
de sol comenzaban a templar la fría mañana y a dar el colorido a ese fabuloso
paisaje. A modo de árbol de navidad comenzaron a iluminarse las cumbres más
altas, no me lo podía creer, primero el Dhaulagiri (8167 metros) después el
Annapurna (8091 metros), más tarde los sietemiles y así poco a poco el
despertar de la naturaleza me fue sobrecogiendo, dibujando una plácida sonrisa en mi cara al ser consciente de lo afortunado que
era de poder estar ahí en ese preciso instante y ser testigo de este magnífico espectáculo.
Muy buenas compañeroooo...
ResponderEliminarTe dejo de ver unas semanas y te encajas en el fin del mundo. Estoy alucinado y muerto de envidia sana ¿Cuál es el siguiente destino?.
Besos
Como bien dice Alfonso, hace tiempo que no te visito y veo que te vas a la cima del mundo.
ResponderEliminarEl planeta tierra se te va a ir quedando pequeño.
Un fuerte abrazo.
ME ENCANTA, ÁNIMO JUAN!!!!!
ResponderEliminarJajaja... Estaba tiempo sin saber de vosotros tres y ya empezaba a echaos de menos por aquí. En estos momentos estoy en el sudeste asiático, he empezado por Tailandia, país en el que ya había estado pero que merece una segunda visita. Después iré a Laos, ya tendréis puntales noticias.
ResponderEliminarMuchas gracias por estar ahí detrás. Vuestros comentarios me animan mucho.
Besos y abrazos...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Juanfra, soy Martí y el sabado Pepe Gomariz me dijo que andabas por la India y que tenias un blog donde ibas escribiendo tus andanzas, asi que hoy me he animado a entrar y puedo ver que te lo estas pasando en grande. Solo desearte mucho animo y mucha suerte y seguire leyendo de tus paseos al aire libre. Un saludo.
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ResponderEliminarPues toda una agradable sorpresa... bienvenido a bordo y muchísimas gracias por tus ánimos Martín.. seguiremos en contacto por aquí
EliminarUn abrazo.
Hola Juanfra! Me alegrado verte por Nepal :) y que has partido las fotos de esas montanas maravillosas. Te mando mucho fuerza, energia y animo con el camino que te queda! Gracias por el blog y mantenernos contigo :) Saludos de Austria!
ResponderEliminarQue alegría... me encantan esos ánimos austriacos, siempre me dan la energía que necesito... que la suerte os acompañe!!!!
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