domingo, 8 de diciembre de 2013

Paseando por Chile - lobos de mar

Catedral de Santiago de Chile

     Viajo en avión, dejando atrás todo un continente, Oceanía y adentrándome de lleno en otro, Sudamérica. Santiago la capital Chile ese larguísimo país andino es mi destino. Pronto comienzo a sentir la comodidad de desenvolverme en mi idioma nativo. Me desplazo hasta el centro de la ciudad y busco la dirección que me ha facilitado un amigo que me va a dar cobijo en su casa, él trabaja desde hace unos meses a Santiago de Chile y está sumergido de lleno en la vida local. Pronto nos encontramos y nos dejamos llevar por una agradable conversación que se prolonga hasta bien entrada la madrugada.

     Al día siguiente visito el centro de la ciudad, disfruto con los numerosos espectáculos que ofrece la calle y también algún que otro monumento. Es fin de semana y por la noche vamos a pasear por los distintos locales nocturnos y disfrutamos con la gastronomía local, hacía tiempo que no me permitía el lujo de cenar en un restaurante y la ocasión lo merecía.

Cumbres andinas con fase deshielo primaveral

El viaje cambia mucho cuando conoces a alguien que está en el lugar y se anima a facilitarte las cosas. Pronto organizamos una escapada al Cerro Manquehue, una montaña que se encuentra a unos pocos kilómetros de la ciudad con unos colegas suyos. Comienzo a subir la montaña junto con el grupo que hemos formado, me siento cómodo en los inicios del trekking pero a medida que voy ascendiendo el sofocante calor comienza a hacer mella en mis energías y una montaña que inicialmente ofrecía una suave ascensión, comienza a tornarse en una pronunciada pendiente con continuas lomas, falsas cimas y elevados cortados que convierte la tarea en un duro reto. Finalmente consigo hacer cima junto al resto del grupo y desde allí puedo contemplar el inmenso valle que conforma la capital chilena desde los 1.638 metros de altitud a los que se eleva este engañoso y fantástico cerro.

Vistas parte de las colinas de Valparaiso - Chile
    Posteriormente procedo al descenso, en muchos tramos del trayecto hay tierra suelta que impide un buen agarre lo que hace que resbale, caiga al suelo y choque bruscamente contra un árbol que lastima mi rodilla izquierda, observo la herida pero no parece revestir gravedad, me duele bastante y camino con algo de dificultad, las molestias me acompañarían durante varios días.

    Viajo a Valparaiso y visito la casa de Pablo Neruda “La Sebastiana”. Todo está rodeado por el Océano Pacífico y montañas repletas de casitas de colores que convierten las laderas en una gigantesca acuarela. Paseo por las calles, algunas personas toman plácidamente el sol, hay un señor mayor, me acerco a él y comenzamos una conversación sobre su vida, el tiempo que había vivido en España y sobre sus orígenes vascos, disfruto de la placentera conversación sentado sobre la acera.
Casas en Valparaiso - Chile

     Voy hasta Viñas del Mar y camino por un tramo de playa, de pronto diviso algo a lo lejos grande y oscuro en la orilla sobre la arena, emitiendo unos feroces sonidos, a medida que me acerco puedo observar que se trata de un lobo marino. Me maravillo al verlo de tan cerca y en absoluta libertad. Lo contemplo durante un buen rato y me acerco todo lo que me permite la prudencia, él emite un feroz sonido que hace que de unos pasos atrás. 

     Sigo mi paseo y paso debajo de los altos pilares de un balneario, este proyectaba una larga sombra sobre la arena que me impidió ver que un grupo de estos bastos animales que dormitaba sobre la húmeda orilla. Al olerme uno de ellos se irguió sobre su cuerpo mientras abría su enormes fauces emitiendo ese feroz sonido, puedo asegurar que en ese momento un escalofrío recorrió mi escuálido cuerpo y casi hace que caiga al suelo del sobresalto.

Lobos marinos sobre la arena - Viña del Mar - Chile
     Pasé unos cómodos días gracias a un amigo, que me acercó en su peculiar círculo de coleguillas integrado fundamentalmente por chilenos a los que se me hacía difícil entender cuando conversaban velozmente entre ellos, aunque luego me traducían algunas de las palabras que integran la jerga local, un absoluto enriquecimiento cultural.

    De nuevo tocaba seguir camino, ahora cruzo los Andes y observo atento desde la ventana del autobús las escarpadas montañas andinas, mientras me dirijo a mi próximo destino… Mendoza, Argentina.



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