lunes, 15 de julio de 2013

Momento partida, momento despedida


Para quien aún no lo sepa hace algún tiempo decidí emprender un viaje sin pretensiones concretas y sin pretensiones pretenciosas, un viaje realizado en solitario y en el que el camino de mis propios pasos dibujará el mapa de mi destino. He aquí que iniciado el mismo sólo tengo una vaga idea de la dirección tomada inicialmente condicionada por el lugar de donde vengo y el trayecto de la ruta de un camión de mercancías en el que me embarqué.

Hoy toca despedida, algo que nunca se me ha dado muy bien fruto de mi propia cobardía llegado el momento. En esta ocasión he de añadir en mi defensa que el momento de mi partida se precipitó de manera tan repentina que apenas tuve tiempo de lanzar un par de besos mal dados y unos fugaces abrazos antes de subirme sobre las 24 ruedas de uno de esos trasatlántico que surcan el ardiente y negro asfalto. Aprovecho estas líneas para enviar ese cálido abrazo que se perdió en el camino.

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